¿Se atrevería a subir las 1 665 gradas de la Torre Eiffel en una competencia?

La Torre Eiffel, entre otros sitios turísticos de Francia, está abierta al turismo, según anunció el gobierno francés. Foto: Twitter @LaTourEiffel

La Torre Eiffel, entre otros sitios turísticos de Francia, está abierta al turismo, según anunció el gobierno francés. Foto: Twitter @LaTourEiffel

La Torre Eiffel, entre otros sitios turísticos de Francia, está abierta al turismo, según anunció el gobierno francés. Foto: Twitter @LaTourEiffel

La cabeza da vueltas, los pulmones queman y los músculos se quedan paralizados: para los que la han disputado, la Vertical de la Torre Eiffel es una prueba casi inhumana.

Un centenar de atletas tomarán parte en la segunda edición de esta prueba, en la que deben subir uno a uno los 1 665 escalones de uno de los monumentos más conocidos en el mundo, visitado cada año por siete millones de personas.

El tiempo a batir es de 7 minutos y 50 segundos. Un equipo de la AFP ha podido subir la torre en condiciones similares a las de la carrera.

El trazado es de sobra conocido: una escalera de hierro cada vez más estrecha... y en esta ocasión sin turistas.

El atleta debe ascender tres pisos y un total de 279 metros (la antena de la torre está a 324 metros de altura).

En una carrera contrarreloj, la temeridad inicial va decreciendo a medida que se ascienden la torre. En los primeros escalones, el atleta se siente ligero. Sube, salta, gira en un movimiento sin fin. Y comienza muy rápido.

El castigo empieza a notarse ya en el primer piso (57 m): los cuádriceps se entumecen, la barandilla se convierte en un precioso aliado y el corazón sube de pulsaciones a niveles insospechados.

El aliento se va acortando al mismo tiempo que el viento sopla en todas las direcciones. Sin tregua. Los peldaños se acumulan, en una perfecta verticalidad, sin piedad. Al asalto del segundo piso (115 m), el encadenamiento de giros de 180 grados y la altura hacen que la cabeza no deje de dar vueltas.

Video de YouTube. Canal: Tour Eiffel

“Se muere lentamente”

Entonces vienen a la mente los testimonios de los atletas que ya han pasado por eso. “Es peor que un esprint, peor que un maratón, y peor incluso que un parto”, explicó el año pasado una participante, habitual en este tipo de “carreras de escaleras” y que ya había subido al Empire State Building de Nueva York.

“Con la acumulación de peldaños, uno se muere lentamente”, añadió otra.

Hacen falta algo más de cinco minutos para que un atleta de domingo alcance el segundo piso, pero con ello sólo se recorre la mitad de la carrera.

El último tramo es el más duro. No solo porque es el más largo, sino porque el cansancio en esta fase ya se acumula en el cuerpo del atleta.

La parte final es una escalera de servicio, cerrada al público y muy estrecha. En algunos tramos la valla que impide caer al vacío tienen un metro. La estructura de hierro es cada vez mas estrecha y el vértigo se une al castigo físico.

El día de la carrera, en cada giro se posicionan socorristas para atender a cualquier atleta que desfallezca o para evitar un accidente.

La vista, no obstante, es impresionante, aunque los corredores no podrán disfrutar de ella hasta la cima, puesto que en el amasijo de hierro, la vista se concentra durante el ascenso en los peldaños y solo de vez en cuando se puede distraer para mirar las poleas de los ascensores o alguno de los millones de remaches de una estructura que parece no tener fin.

A mediados de marzo, el viento, el frío e incluso la nieve pueden aparecer en el último tramo para saludar a los esforzados que llegan a la cima de la llamada Dama de Hierro.

Hicieron falta dos años, dos meses y cinco días para construir la Torre Eiffel y solo se necesitaron el año pasado siete minutos y cincuenta segundos para completar la Vertical, una proeza lograda por el polaco Piotr Lobodzinski.

Este año, Lobodzinski defenderá su título ante otros 39 atletas de élite, medio centenar de corredores confirmados (menos de 3h30 en el maratón) elegidos por sorteo y de una decena de invitados y personajes más o menos conocidos y que acrediten logros deportivos.

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